sábado, 19 de noviembre de 2011

Como esos cuadros que aún están por colgar,
Como el mantel de la cena de ayer,
Siempre esperando que te diga algo más,
Y mis sentidas palabras no quieren volar.


Lo nunca dicho se disuelve en un té,
Como el infiel dice nunca lo haré,
Siento que estoy en una cárcel de amor,
Me olvidarás si no firmo mi declaración.


Me abrazaría al diablo sin dudar
Por ver tu cara al escucharme hablar,
Eres todo lo que más quiero,
Pero te pierdo en mis silencios,
Mis ojos son dos cruces negras
Que no han hablado nunca claro,
Mi corazón lleno de pena,
Y yo una muñeca de trapo.


Cada silencio es una nube que va,
Detrás de mí sin parar de llorar,
Quiero contarte lo que siento por ti,
Y que me escuche hablar la luna de Enero 
mirándote a ti.


Me abrazaría al diablo sin dudar
Por ver tu cara al escucharme hablar,
Eres todo lo que más quiero,
Pero te pierdo en mis silencios,
Mis ojos son dos cruces negras,
Que no han hablado nunca claro,
Mi corazón lleno de pena,
Y yo una muñeca de trapo.


No tengo miedo al fuego eterno,
Tampoco a sus cuentos amargos,
Pero el silencio es algo frío,
Y mis inviernos son muy largos,
Y a tu regreso estaré lejos,
Entre los versos de algún tango,
Porque este corazón sincero,
Murió en su muñeca de trapo.

Una de las cosas por las que me gusta La Oreja de Van Gogh es porque a pesar de haber escuchado sus canciones trescientas setenta mil siete veces, el mensaje que transmiten sus canciones te llegan de verdad solo en el momento de tu vida que se corresponde con ese mensaje. Hoy ha cobrado sentido en mí esta canción: Muñeca de trapo. 

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