Eh, tú. Sí, tú, tú. Que andas con despreocupación, con la mano en el bolsillo, la mochila de tela y la chaqueta de cuero.
No pases de largo, quédate. Habla conmigo y dime lo que piensas. Dime quién eres y a dónde vas. Dime cómo te llamas. Pregúntame mi nombre. Siéntate allí junto a ese árbol. Desnuda almendras con los dedos.
Juguemos a las adivinanzas, al quién es quién. Adivina qué pienso. Adivina qué siento. Si aciertas te daré una estrella. Se la arrebataré al firmamento.
La estrella brillará sobre nosotros. También brillará la luna con su sonrisa amable. Nos vigilará. Nos guiará hasta el amanecer. Hasta que el lucero del alba despierte al sol y al hemisferio norte.
No pases de largo, quédate. Si no te quedas, lloverá y después de haberte ido tendrás que volver sobre tus pasos porque solo yo sabré protegerte de la lluvia.
Contaremos las gotitas suspendidas en las flores y veremos el reflejo del arco iris en el espejo del alma.
Chuli... ;-)
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