-Anda, ¿ahora vas a salir?, ¿dónde vas tan guapa?
-He quedado con un amigo.
-Hija, ya era hora, ¿no has podido quedar antes? ¿tenías que esperar al último día?
-Es solo un amigo.
Frío y viento al salir por la puerta. Transformado en nieve 366 días después. Otra ciudad, otro país, más historia, más palabras, más poemas, más canciones, más miradas.
Aquellas botas no se imaginaban que iban a acabar en el contenedor, aquel brillo de labios no sabía que iba a durar hasta hoy, aquel abrigo no tenía ni idea de que lo iba a utilizar un refugiado palestino. Ella no tenía ni idea de que hoy estaría donde está y sintiendo lo que siente. ¿Qué haríamos si supiéramos qué va a pasar en el futuro? ¿Cómo podemos aprender a leer los posos de té sin que se equivoquen? Lo mismo si hubieran sabido que ver un "ciervo" significaba "disputa", no se hubiera malinterpretado como lo contrario. No se puede jugar con el destino. El destino existe, igual que existen las casualidades, el amor y la muerte. El cruce de caminos, las encrucijadas, las peleas y los besos son parte del destino ¿cómo cambiarlo? Imposible, es como si quisiéramos borrar las líneas de nuestra propia mano.
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