domingo, 30 de diciembre de 2012

Igual que un perro sabe que puede volver a casa para comer, nosotros sabemos que podemos volver a casa para sentirnos seguros  y cómodos. Es tan fácil resguardarse en la comodidad que hasta me provoca cierta ansiedad el cambio.
En el cambio está la diferencia, en el cambio siempre está la evolución. A veces me gustaría no evolucionar ni cambiar, solo esperar un poquito más en el calor del mismo fuego, por si me resfrío. Pero si no me resfrío no me curaré, si no salgo del mismo fuego no me haré más fuerte, no me arriesgaré. Tampoco es que haga falta arriesgarse a nada, ni cambiar, ni evolucionar, pero si no es que parece todo un poco aburrido. Como una maceta cuya planta nace en cautividad, tranquila y cómoda esperando el agua de cada día. 
Es más apasionante la vida salvaje, en la que no siempre hay agua pero hay otras plantas e incluso animales que merece la pena sentir. 
La vida es un viaje, un eterno viaje, cuanto menos cómodo, más rico en aventuras y experiencias y sobre todo, más apasionante. 

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