martes, 30 de octubre de 2012

Y qué más le da, si quiere volar pero cortan sus alas al despegar.

No te sientas solo en ese infierno que viste de ciudad

Aquí te estaremos esperando, no mires hacia atrás.

http://www.youtube.com/watch?v=jhe7eQy8e5c

lunes, 29 de octubre de 2012


Aquella noche había llovido, había sido esa lluvia ligera que hace un leve ruido en los cristales, tan silencioso que casi no se escucha y que deja gotitas de agua sobre las briznas de hierba de la calle y sobre las ventanas de los coches.
Pero esa mañana había salido el sol. Sí, brillaba entre los edificios, la luz se abría paso con fuerza a través de las nubes algodonadas que habían sido testigo de alguna mirada, quizá algún beso, unas cuantas palabras y por qué no, también sonrisas y lágrimas.
El sol se reflejaba en el retrovisor y dificultaba la visibilidad. Mientras, me esforzaba por distinguir una silueta que se me antojaba familiar. Lo ajusté, me puse las gafas de lejos. Sí, ahí estaba. Después de tanto tiempo. El corazón me dio un vuelco, como siempre, como era de esperar. Otra vez no, no vuelvas a caer, me dije.
Se dio la vuelta, venía en dirección a mi coche. Podía sentir los latidos del corazón en mi pecho, en mi estómago, en mi sien, en mi cuello. Intenté disimular, miré para otro lado, fingiendo que buscaba algo en el bolso, deseando que me reconociera.
Pasó de largo, (mierda). Dejé de fingir y miré cómo se esfumaban sus pasos. De repente, algo se le cayó al suelo, se dio la vuelta y adivinó mi rostro tras el cristal del coche. Cambié la mirada, pero fue inútil. Se dio la vuelta y vino a saludarme.
-¡Hey, no te había visto! ¡Cuánto tiempo!
-Eh … ¡hola! Yo tampoco, te he reconocido hace un momento, pensaba… ¡llamarte por la ventana!
-Estás genial, no has cambiado nada.
-Gracias, tú tampoco.
Silencio.
Silencio.
Sonido de móvil. Voz de chica que se escucha al otro lado. Intuición femenina.
- Sí, estoy justo en esa calle. Ah ¡ahí estas!
Y allí estaba yo, sentada dentro del coche, aún con el corazón del revés. Ahí estaba él, esperándola a ella. Y ahí estaba ella, sin saber quién era yo.
Y el tiempo pasó, y las heridas se curaron. Otras nuevas se abrieron que volvieron a sanar. Endureciendo el corazón que tenía cada vez más hierro y menos algodón. También porque, con el tiempo, aprendí a protegerlo con una coraza.

domingo, 28 de octubre de 2012

Una hoja en blanco que espera inundarse con palabras.
Una melodía que necesita amarrar unas letras.
Una partitura que se funde en una voz.
Un pensamiento que se personifica en el habla.
El misterio oculto de la lengua :)

lunes, 22 de octubre de 2012

Sin querer ha entrado por la ventana y ha invadido la habitación. Lo mismo no ha sido por la ventana, también ha podido ser por la puerta. Puerta, ventana, rendijas, chimenea. Pude haber entrado por cualquier parte. El caso es que está aquí, invade mi habitación y me acaricia suavemente.
Mientras, pienso cómo sería el allí ahora. Si habrá un aquí más tarde. Si volverán a escucharse los fuegos artificiales sin miedo. Si las palomas volarán libres otra vez.
Quizá no haya más palomas surcando el cielo en mucho tiempo, ni fuegos artificiales que lo hagan resplandecer. Quizá haya llegado el momento de sacar la llave y echar el candado. El momento de huir, el momento del exilio, de la salvación.
Beirut, ciudad de locos, ¿qué te están haciendo?. No dejes que te maten. No dejes que te recostruyan. No dejes que esos que te odian te venzan. Hay gente que te quiere, Beirut, y lo sabes. No quiero volver y encontrarme a otra persona y no reconocerte.
Aunque eso no va a pasar. Beirut, sé que renaces de sus cenizas como el ave fénix, después de envolverte en llamas, pero no, no lo hagas esta vez. No te contamines con el odio de tus detractores porque muchos libaneses están enamorados de tus calles, de Hamra, de Gemmayze, de la mezquita Rafiq Hariri, de Ashrafiyeh, de Raouche, de Furn El Chebbek, de tu gente, de ti Beirut, que tienes un corazón de acero y algodón.