martes, 14 de octubre de 2014

La Paz, octubre 2014


Las notas bailan en mis oídos, haciéndome viajar al pasado. Palabras que susurran y se disuelven en el barullo de recuerdos. Qué fácil es viajar y qué difícil a la vez. Fácil es perderse en uno mismo recordando, deseando, anhelando, imaginando. Es difícil no dejarse llevar, es extremadamente complicado. Se necesita gran fortaleza y resiliencia, se necesita saber dónde está tu norte y tu sur.

Yo a veces no lo sé. A veces me pregunto si el camino es el correcto, si  lo he elegido yo o si ha sido la magia del destino la que me ha traído a esta habitación en este preciso momento, una habitación con un gran ventanal desde el que puedo ver una gran luz de la calle de abajo además de miles de lucecitas que iluminan el resto de la montaña y la ciudad, vista que observo a través de una cortina blanca y transparente que deja vislumbrar el exterior.

Siento que ahora mismo este es mi lugar, pero a la vez imagino otros lugares donde podría estar, son tantos…

Es curioso. A veces tengo recuerdos que me hacen teletransportarme. Me hacen revivir sensaciones que creía perdidas, que había olvidado: un día en la playa de Santander con las olas frías rozándome los pies, la sensación y los pensamientos al recorrer las calles de Bilbao, la lluvia que nos encontró camino al concierto de Mashrou Leila, el no saber si eran fuegos artificiales o disparos, el sabor de los infinitos Nuggets de pollo beirutíes, las ganas de no salir de la cama al ver la lluvia caer desde mi habitación en Sutton, la amargura de algunas mañanas en Willows 49, la felicidad de nadar hacia el puente bajo el sol abrasador casareño, la comodidad de caminar con mis amigas por CDP como antes y como siempre, riéndonos de las mismas tonterías, el hocico húmedo de mi Betho.

Creo que me estoy haciendo mayor. Creo que estoy aprendiendo a vivir con la nostalgia y no me pesa tanto como al principio.

Lo que sí es bien raro es que Beirut me persigue allá por donde voy, en sus olores en la casa, en su caos en la calle, en sus vistas en la ciudad:
 
Te echo de menos, Beirut.
 

viernes, 3 de enero de 2014

And then I picked up the pen and started writing, for writing is the only way to drawn my sorrows. Writing about you, us, writing about the past and the future, writing about the lines that are still to be written, writing about what it's written and forgotten.

Or not.

And then, I saw my reflection in the mirror. Watching myself how I was writing. Watching myself how I was struggling to answer inexplicable questions.

Because there are questions that have no answer. There are questions posed by life itself, as an attemp to make our lives a bit more exciting. Questions that bring with them headaches, sleepless nights, tears. But whose answer, we'll never know.

We'll never know why we sit here, doing nothing about us. We'll never know why we waste this time, this precious time, wondering why, instead of throwing ourselves to life. Throwing ourselves to what we are and what we feel, with no regrets.

Because I have no regrets.

No regrets whatsoever.

lunes, 7 de octubre de 2013

Para los valientes.

Cobarde.
De esos que se tapan los ojos por no ver el sol.
De los que se esconden detrás del tiempo que les persigue.
De los que no dan la cara.
De los que no creen en el mundo de los sueños porque les parece arriesgado.
De los que prefieren quedarse parados antes que salir corriendo.
De los que no ven el vaso ni medio lleno ni medio vacío.
De los que no se atreven a querer.
De los que tienen miedo de que el sol ilumine demasiado su vida.
De los que prefieren quedarse en el lado oscuro de la caverna.
De los que no se atreven a sentir de verdad.
Cobarde.

domingo, 6 de octubre de 2013

viernes, 4 de octubre de 2013

lunes, 9 de septiembre de 2013