Beirut.
Salida del avión y paso por las aduanas. Un chico al otro lado del mostrador que nos mira con cara curiosa y sonríe misteriosamente, pero no habla.
-Merci.
-You're welcome
¡¿You're welcome?! Pero si le he intentado hablar en francés!!!!! Me ha hecho falta un día para darme cuenta de que aquí da igual que empieces una conversación en inglés, francés o árabe, al final vas a acabar hablando una mezcla de todo.
Llega Rouba, una perfecta desconocida que nos hace sentirnos como en casa. Y es que Beirut te hace sentirte como en casa. ¿Dónde está la alienación de Madrid? Aquí no, gracias a Dios [o cualquier otro ser omnipresente].
¿Qué he visto en Beirut hasta ahora? Diversidad y tolerancia. Nadie es extranjero aquí. Da igual que seas cristiano o musulmán, aquí eres acogido. Una mezquita al lado de una iglesia católica, ¿puede haber algo más bonito que eso? Sí! una mezquita al lado de una iglesia con el mar de fondo.
Y lo que eso significa! No pasa nada si llevas velo y si no lo llevas tampoco. Todo el mundo mira con curiosidad pero no con ojos críticos y es que no les importa invitarte a un Ice Tea de melocotón y a un Kinder Delice aunque te acaben de conocer.
Cláxon de coches! cláxon y más cláxon por las calles de Beirut! El tráfico está loco!! Nadie respeta los semáforos, por no decir que el muñequito de los pasos de peatones está verde dos segundos, sin exagerar, y que simplemente tienes que tirarte a la carretera si quieres cruzar la calle. Por lo menos, al verte se paran.
Lo que peor llevo ... no tiene mucho misterio :P